Andando caminos, fuimos conformando un año en
el cual nos pusimos a pensar algunas cuestiones; en función de ello decidimos
conformar una reflexión final, la cual tenga como objetivo representar lo
aprendido. Es por ello que decidimos de manera conjunta analizar el poema de
Antonio Machado titulado “He andado muchos caminos”.
Andar caminos, significa reflexionar y pensar
nuestra vida, rechazar lo que se nos presenta como obvio y objetivo. Andar
significa movernos, no quedarnos quietos, buscar, pues pareciera ser esa la
esencia del hombre. Nadie deja de buscar, porque nadie deja de caminar, nos
movemos aunque creamos que estamos quietos, aunque muchos no se den cuenta de
ello o de lo que buscan. Pero para buscar hay que pensar, entender, saber que
queremos y de qué manera conseguirlo, dado que nuestros objetivos pueden y
deben ser el motor de nuestras vidas. Nuestra movilidad se refleja caminando, ya
que es ese caminar el que nos hace sentir vivos.
Pero en ese caminar –dice Machado- nos podemos
encontrar con dos tipos de personas; las primeras son aquellas soberbias,
pedantonas, mala gente. Luego rescata otro tipo de persona, una buena, humilde,
alegre y agradecida de lo que posee.
Pobres aquellas personas que producen y
reproducen las prácticas sociales, exaltando su soberbia, pedantería, desprecio
y marginación sobre el otro, ya que estas personas -como dice Calle 13-
solamente se mueven con el tiempo, y es ese tiempo el que se los consume, devora,
enajena, pero tristemente le da vida. Nosotros, elegimos entregarnos al otro de
manera honesta, sincera, humilde, alegre y por sobre todo agradecidos.
Las acciones de las personas siempre tienen un
propósito consciente, algo que es pensado por la persona misma. Si ese propósito te determina callado,
sumiso y pasivo quiere decir, que te han pasado por encima dichas prácticas. Pensar
que sabemos sin ni siquiera haber bebido el vino de la vida, es no saber nada.
Pobres de aquellas personas que en su afán de
saber no se dan cuenta que el tiempo los determina, los consume en el oscuro
mundo de las luces, aquellas que solamente reflejan sombras, imagen inconclusas
de personas que no terminan de ser, pero que viven pensando que son todo el
tiempo.
Ese es el engañoso mundo de los sin vos, de
aquellos que hablan del saber, pensando que saben, pero que nunca se atreverían
a decir no sé, entes capaces de proclamar que enseñan, ¿cuánto me pueden haber
enseñar? A lo sumo me obligaron a leer algo, a memorizar datos y a repetirlos,
cual fragmento recortado en una grabación.
Sin embargo mí búsqueda se extendió mucho más
allá. Construí lo mío junto a otros, pensé junto a los demás, aprendí de ellos
tanto como ellos aprendieron de mí. Es ahí cuando sentimos que bebimos el vino
de las tabernas, lugar oscuro que inspira vida, pero también temor, sacrificio
y compromiso con el otro y con uno mismo, ya que vivir solo cuesta vida dicen
los redondos.
Por otro lado la poesía puesta en análisis toma
una postura crítica, con la vida, ya que la dominación o desigualdad entre
ambos tipos de personas reflejadas en los versos se dará a conocer cuando la
clase dominante (mala gente) pueda inculcar sus ideales en los demás.
Tristemente para ellos, pueden celebrar triunfos,
pero nunca victorias; las acciones de los que no callan dan cuenta del espíritu
que portan los desterrados de esta vida, la humildad y sencillez con que
afrontan el andar sostiene u encapsulan momento que servirán como inspiración
para otras generaciones. Toda revolución parte o nace de un principio, un
inicio que encuentra en acciones pasadas el sustento, nosotros somos hoy la
continuidad de algo que quiso ser, pero que no pudo concretarse. Es el
significado de aquellas buenas personas las que nos permiten ser en un aquí y
ahora, son ellas las que nos permiten soñar.
Más allá de esto no podemos dejar de decir que esta
dominación se convierte en racismo, xenofobia, discriminación y demás
incidentes. Sólo para imponer un poder sobre los otros. Las malas personas
caminan libremente entre nosotros, son ejemplo de vida, infunden ideas, valores
y creencias. Su poder es tan grande como la desigualdad social en la que
vivimos. Podemos decir que la globalización o mundialización acrecentó estas
situaciones. Y aunque Antonio Machado en su poesía no lo diga está presente.
¿Por qué se logró instaurar una sociedad
disgregada, dividida entre gente buena y gente mala? como se nombra en los
versos. Pregunta difícil de responder;
pero de lo que si estamos seguros es de que la gente mala, son personas
soberbia, triste, melancólica, con “mala sombra”, y que además no es solidaria.
“Mala gente que vive y arruina la tierra” la vida, al otro.
“Mala gente que vive y arruina la tierra” la vida, al otro.
Pero, en cambio y por suerte por la vida de
Antonio también ha pasado gente buena, aquella que es tranquila y pacifista,
humilde y alegre. Personas que están ahí, que también caminan junto a nosotros,
que buscan algún par, alguien con quien charlar, compartir momentos; solamente hay
que mirar, sabiendo ver.
Por lo que llegamos a la conclusión de que la
poesía simboliza la vida misma, con todas sus contradicciones, anhelos, divisiones,
discriminaciones entre clases sociales, personas que dominan y personas que son
dominadas. Gente que quiere sobreponerse y sujetos que eligen resignarse.
Individuos que critican y piensa sus acciones. En definitiva aprendimos que la
vida siempre va a tener lados buenos y malos, en donde predominarán aquellos
que aún no han caído en tales aspectos.
Autores: Maiten Klaus y Gabriel Mereles.