viernes, 17 de abril de 2015

El ser que no termina de ser

Los estudiantes del 3° año del instituto Nazareth siguen pensando al hombre, justificando su hipótesis de que el sujeto es una persona problemática.

En la búsqueda de un mayor entendimiento del hombre, nos encontramos con la siguiente reflexión; la misma intenta brindar una explicación racional y emocional al ser, dado que entendemos al sujeto como un ente complejo, problemático, transformador y por sobre todo racional y pasional a la vez; es este sinnúmero de cuestiones lo que nos obligan a mirar detenidamente al individuo.
El hombre nace con actitudes innatas, estas por un lado le permite aprender y   desarrollar entre otras cosas el habla, la audición, la cuestión física motora. Pero además, puede enseñar, etc. Gracias a esta situación el hombre accede y diagrama objetivos; es decir, construye sueños y metas a lograr, las cuales se ven reflejado en su andar cotidiano; y es que el sujeto tiene –gracias a sus actitudes innatas- la posibilidad de interactuar y comunicarse con otros individuos. Por otro lado esta forma de relación con el otro activa su parte emocional, sentimental y pasional, limitando sus posibilidades y capacidades, dado que la comunidad a la que accede ya tiene ideas, creencias, saberes y representaciones sociales, por lo que lo que en realidad se le  comunica al sujeto son ideas ya existentes, las cuales él debe reproducir para adecuarse y desarrollarse dentro de esta estructura social.
Estas ideas limitan al ser, dado que la comunicación le permite al sujeto aprisionar ideales, los cuales en muchos casos son interpretados a través de sus sentidos (Tacto, visual, auditivo y degustativo) como podemos notar este es un proceso de aprendizaje inicial, tendría –el hombre- que profundizar sus modos de aprender, ya que si nos quedamos solamente con este proceso de aprendizaje, estaremos adquiriendo una mirada muy superficial del objeto, fenómeno o hecho.
A esto se le suma que las interpretaciones generadas por este estado de entendimiento están atravesadas por momentos determinados, es decir el hombre padece estados de ánimo, situaciones emocionales, deseos, angustias, etc. De este modo el ser es problemático porque la estructura cultural, pero también la organización cognoscente y por sobre todo su parte emocional lo condicionan. Es por ello que llegamos a la conclusión de que el ser es un ente activo y es esa actividad lo que lo empuja a un estado de enajenación o compulsión (Impulso o deseo intenso o vehemente de hacer una cosa) interna que se manifiesta hacia el afuera.

Esto se debe a que el sujeto busca incorporarse al sistema de manera más fuerte. Por ello decimos que se acostumbra –y el sistema social lo acostumbra- a una determinada forma de ser y actuar. Y es que las personas piensan conforme a los instrumentos que la sociedad y las diferentes instituciones les proveen. Es por ello que afirmamos que el sujeto esta sujetado a un sistema de imposiciones, son estas las que le impiden adquirir una independencia intelectual, por lo que su pensar y actuar está limitado por la estructura familiar, institucional y social.